Cuentacuentos: el ascenso del gólem



Lo siguiente es una sesión de rol improvisada para un amigo que nunca había jugado, a través del chat. Veníamos hablando hace rato de esta actividad, y ya que no había posibilidad de jugar presencialmente, ensayé esto que leerán a continuación. Aprovechando que fue por chat, reproduzco la "sesión" como diálogo entre jugador y GM (obviamente adaptado). La voz del GM aparece con sangría, y en cursiva. Ah, peligro: nos pusimos algo poéticos o solemnes mientras jugábamos, no se lo tomen demasiado en serio jajaj, no nos estamos creyendo Góngora.

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En el centro del mundo, fuiste creado a partir de barro y roca, instrumento para realizar cierta tarea la superficie. De la siguiente lista, podés elegir dos cosas:
-tener una visión fugaz, incompleta, de tu creador;
-comprender la misión en su totalidad, incluyendo sus consecuencias en el mundo;
-encontrar un espejo camino a la superficie, y así comprender qué sos;
-o haber encontrado un arma antigua en tu peregrinación, testimonio de otras edades;

El espejo. la visión fugaz. La visión porque deseo saber quién me envía, aunque sea un atisbo.
El espejo porque no escapo al deseo de contemplarme, entenderme.
Viendo al Dios, viéndome a mí,
tengo el fin y el principio,
lo demás se resolverá de acuerdo a lo que estaba escrito en alguna parte.
Sabiendo que el dios existe, camino.
Sabiendo que vivo, camino.
La visión: mientras subís por oscuros pasajes, crees recordar,
estabas tendido sobre el centro del mundo, eras una gran boca,
y cientos de seres de rostro borroso se abalanzaban sobre ella, te daban entidad de a poco, hacían que te desprendieras del centro.
¿Yo los devoraba, para formarme?
No, estabas quieto, eras vestigio de algún pasado, un fósil tal vez.
Ahora el espejo. En una pared de roca similar al vidrio, te observás:
parecés un humano, pero de contextura rocosa,
como hecho de pequeños cristales de muchos colores,
que se agitan impacientemente sin que te desarmes.
Podés hacerle una pregunta al muro: el espejo devolverá la respuesta.
¿Cuál es el camino a la superficie?


El espejo te habla de un desvío por una necrópolis, una ciudad en la que los muertos consumen todavía de la llama de la vida.
Los cristales de tu cuerpo se agitan mucho al escuchar esto.
Me dirigiré entonces a la oscura sombra que pretende desgarrarme, siendo mi matriz de piedra vida, aunque frágil, un reflejo de este mundo también frágil.
Antes, decime: tu corazón abriga seguridad, tu mente está fracturada por dudas, o tus ojos están atentos a aprender todo del mundo? [ésta pregunta, junto con la elección inicial, determina los puntos de corazón, mente y vista con los que contará el jugador después]
Mis ojos, aunque temblando viendo lo que le rodea parece que caminaran por ciudades y por ferias donde toda maravilla ante mis ojos se abriera y por esa misma razón bien elijo la tercera.
Bien, ahora saltamos a la superficie.
Ya no sos el mismo: inmaterial, observás y juzgás a los moradores de la superficie.
¿Cómo son los moradores, y cómo es el mundo que han creado para ellos? Contame lo que vería un ave a vuelo rápido.
Pequeñas torres de hielo se alzan sobre la arena. Cada torre está rodeada de un círculo de pequeños insectos, como mantis religiosas, que sostienen, a modo de abanico algo que no logré ver, porque mi vista no enfocaba pero... era como si enfriaran las torres con esas cosas que llevaban en las manos, agitándolas como abanicos, justamente, como si quisieran detener el calor asfixiante del desierto. Hay de esas torres a mucha distancia entre sí.
Otros seres inmateriales te interrogan: "hemos visto que los moradores han reescrito la naturaleza sin reparo alguno. Has descubierto por qué lo hacen, y creés que deberían o no ser perdonados por semejante transgresión?
¿Cómo no perdonarlos? Todo lo que existe forma parte de la naturaleza, no hay transgresión al diseño, sino un mayor diseño, aún por verse. Permitamos que florezca la vida, que ya la misma vida se encargará de consumirse, apagando sus espíritus con el soplo del tiempo.
Qué recomiendas, entonces? Deposita tu voto en la urna: los jueces invisibles debemos otorgarles el bien de la fortuna? El de la desgracia? O dejar que todo siga su curso?
¿Fortuna, desgracia o libertad? La primera otorgaría beneficios inmortales a seres mortales, la segunda, ni pensarlo, ya bastante dolor el de vivir en el desiertos, sometidos a una faena interminable. Mi voto es por la libertad, aunque me torne ruina de mis palabras.
Volvamos al mundo subterráneo.
La necrópolis es un cúmulo de ruinas en el que los muertos danzan en imitación demasiado perfecta de los movimientos de la vida y sus rituales.
Podés elegir uno:
-recorrer el castillo perlado, en busca de armas y tesoros,
-detener la danza macabra de los muertos, e interrogarlos sobre el futuro,
-buscar el orbe de la memoria, y preguntarle por la historia de la necrópolis.

La tercera. Deseo conocer más que lo que sé, porque tan poco abarca mi entendimiento que me hallaría perdido en una habitación dónde cada pared fuese un espejo.
El orbe está protegido por esqueletos custodios. ¿Cómo los derrotás, con la fuerza o con el ingenio? Describilo.
Ingenio. Aparezco, me presento de una forma muy amable.
-Buenas nuevas, grandes guerreros, soy un mago, conocido encantador, mi sangre habla por boca de los dioses. Deseo advertirles... de algo... que está pronto. Un gran favor se harán a ustedes mismos si detienen sus armas, y me escuchan.
La esqueletos escuchan.
-Ha habido un gran incendio, una explosión, ¡una tormenta de luz en pleno valle de sombras! Hombres con capas y cruces se acercaron, envueltos en emblemas y medallas, portaba cada uno de ellos una aureola, y sus espadas brillaban como fuego.
A su paso, al desfile de su mando, los huesos, como ceniza que esparce el viento, vi deshacerse, de los habitantes de la ciudad.
Hacia aquí se dirigen, y tal vez no sea tarde para que ustedes puedan retirarse.
Los esqueletos, contra lo que esperabas, corren al encuentro de la muerte, lo cual sin embargo te sirve, ya que el orbe queda libre.
Para recapitular:
Tu puntuación para ojos es de 2.
Tu puntuación para mente es 1.
Corazón, 0.
Ojos es el instinto de aprender, la capacidad de observar el mundo.
Mente es tu ingenio, y también las dudas que te consumen.
Corazón es la fuerza de tu misión, y tu poderío físico.
Ahora sí, qué buscás en el orbe?
Busco en el orbe un conocimiento que me de poder sobre todos estos seres inútiles. Mis ojos ven el peligro, poco estimo acertijos y palabras. Dame poder, no busco la fría muerte en una fría tumba.
El orbe te devuelve una canción mítica, el lamento de la ceniza, que los muertos esperan como señal de un nuevo renacer. Podés cantarles ese lamento y engañarlos para que te sigan.
Observen esta caverna que consume la poca luz que llega de las llamas,, ¿piensan que fue el silencio quien la hizo? ¿piensan que fue el polvo quien obró sobre estas galerías, labrando ancha ternura, erigiendo catedrales, tumbas, pozos, arcas?
No, ha sido otra mano, que sin verse apenas ha nacido antes que el tiempo, los dioses mismos otorgaron vida a la ceniza inerte, fuimos hechos de la sangre viva, y ahora somos muerte, renacidos volveremos al principio, al fuego, si seguimos la senda que los dioses señalaron en el camino de mis ojos.
Entre vítores, una marea de huesos y harapos te sigue en tu ascenso, silenciosa
En estas primeras pruebas, tu cuerpo se fue consolidando
A cada paso desaparecen los rastros de tu artificialidad
¿Voy perdiendo las piedras? ¿O me vuelvo más "pensante" o con más sentimientos?
Se van soldando, ya no se agitan, y tu forma es más estable.
Tenés un ejército de no-muertos, eso cuenta para subir tu corazón a 1.
Finalmente, el resplandor de la superficie ante ustedes. Cegador, pero asertivo, delimita de manera precisa los objetos. Ya sos casi un organismo. 
Delante tuyo, desierto, y torres de hielo como delicadas perlas que destacan contra el fondo.
Sentís la fuerza de tu mandato, pugnando por tomar control. La misión: destruir, hacer de los moradores abono para el retorno de pasadas grandezas.
¿Qué sentís al ver a los moradores en sus torres de hielo?
Qué torpe latir, qué torpe aliento comanda las verdes cáscaras mecidas por el desierto mismo, por su viento para hacer de la torres merecidas deidades del respeto. Me sigue la noche, la ceniza, el agrio poder que destroza, mata, pisa. Humo haré de sus pequeños ojos, charcos de sus materias encorvadas, de tal forma que sentirán, enamoradas de la vida, que los devore la muerte en rauda vía, para menos sufrir, haré de ellos el trono donde yo me siente, donde también mi gloria ya se asiente.
Te abandonás, entonces, al impulso de tu mandato. Ahora algunas opciones:
Podés gastar puntos de vista, de a uno (tenés dos), para buscar ventajas en esta batalla final, o para hacer preguntas sobre los moradores, o incluso para descubrir qué mora en tu interior.
Podés gastar puntos de mente, de a uno (tenés uno), para moldear el destino de la superficie según tus después: no matar a todos los moradores, conservar las torres de hielo intactas, cosas así.
Podés gastar puntos de corazón, de a uno (tenés uno) para asegurar el éxito completo de tu mando, y/o para garantizar tu supervivencia a esta guerra.
Podés gastar todos los puntos, si querés.
Gasto el de vista en eso.
Parece que las mantis no son los verdaderos moradores, sino sus autómatas. En la torre residen los moradores, frágiles pero bien defendidos. Destruir a los autómatas hará que los moradores salgan de su torre.
¿Necesitan del frío?
Parece que sí. Tenés la sensación de que las mantis son más importantes de lo que parecen.
Algo me dice que debemos conservarlas, como esclavas, al menos hasta averigurar todo lo que conocen acerca de las torres.
¿Quién sabe si no desencadenaríamos nuestra propia destrucción
al eliminar a la única fuente de conocimiento
acerca de esas estructuras?
Bien. Entonces no ganas un punto de corazón por atacar a las mantis.
Te queda un punto de cada tipo.
Gasto el de vista, en interrogar a las mantis acerca de las torres.
Las mantis son autómatas, pero también libros. Toda su quitina está grabada
¿Qué deseás averiguar?
¿Cuál es la importancia de las torres para las formas de vida que residen en este desierto?
Las torres le sirven a los moradores para resistir en el desierto, pero también para algo más:
los moradores creen que el mundo está atrapado en repetirse cíclicamente;
una raza triunfa, con sus dioses, y expulsa a los derrotados hacia las profundidades;
los dioses derrotados se recuperan y retornan por lo suyo.
Los moradores quieren romper el ciclo.
Dejar que el mundo muera, porque los ciclos lo rejuvenecen.
Y con las torres, observar el momento en el que todo se suma en la negrura.



Nosotros somos la prueba viviente de que el ciclo no puede romperse. Dioses subterráneos, retornamos al cielo donde el aire gira libre, acariciando las dunas. Y como viran las formas de la arena, así nosotros alteramos estos paisajes, sin alterar al mundo ni a su tiempo que permanecen como única constancia. Ustedes, necios y ciegos, serán libres en las profundidades, y habitarán las casas que nuestras fueron, y suyas, y nuestras, en eterno vértice. Así, no teman, no hemos de matarlos, que forjados fueron nuestros hilos con la misma matriz, ¿y quién acusará al tejedor de no tomarse en serio este trabajo? Como un tapiz, nosotros, ustedes, reflejados, creamos la armonía del mundo: movimiento. Retornen a la ceniza, o vuélvanse ceniza.
No hay forma de que el cielo pueda romperse. Nosotros, en conjunto, somos clave y prueba.
Bien, así que el mandato se mantiene
Te queda un punto de mente y uno de corazón, o dos de corazón si al final decidiste destruir a las autómatas que rodean las torres.
Sí, destruyo a las mantis. Poco me importan las profecías. Y mi gente necesita sangre.
Ya que salieron de las torres sus amos, son inútiles. Al fuego con ellas.
Gasto los dos puntos de corazón.
Perfecto, entonces aprovechaste la ventaja y eso te permite lograr ambos objetivos: derrotar a los moradores y te mantenerte con vida.
Por decenas de años, asediás, torre a torre, los restos de la civilización de los moradores, mientras el sol pierde su brillo y el mundo se parece cada vez más a las profundidades de las que viniste.
Hacia el final, vomitás sobre el mundo los seres que te habitaban.
Los antiguos , o nuevos dioses, surgen de tus fauces y devuelven al mundo su color.
Expulsan a los moradores previos.
Inesperadamente, luego de tantos trabajos, la carcasa de la misión logra sobrevivir este ciclo (o sea, vos). Con el punto de mente que te queda, narrá el futuro que quieras para él.
Pasaron lunas, años... ¡que las edades hartan y consuman este cuerpo olvidado por la espuma, amigo de la piedra, cáliz viejo donde se debatían los clamores de nuevos porvenires! triunfadores los muertos, la ceniza, desencanto que tiñe y agota con su manto la cálida caricia de la brisa, mis guerreros son imbéciles, me hallo sólo conmigo en enormes desiertos,, requiero de ellos como la flor al tallo, mas no por ello amo,, harto estoy del tiempo y sus raíces, vencí, fui gloria, aprendices míos los gusanos, que por devorar los cuerpos, son los reyes de un festín inútil que se acaba al comenzar la noche, vuelto el día otra farsa, otro cauce de derroche que algún loco dios por mí fingía como destino, como alba de belleza. En suma mi triunfo no me valió la pluma con la que el ave sueña con el cielo, ni me valió tampoco los desvelos, que me velaron de vivir en otros vuelos, conociendo sólo muerte, suerte, guerra y nada.
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Y con este final digno del siglo de oro español, cerramos la sesión, que duró unas pocas horas. Como habrán podido advertir, el "sistema", si lo había, no consistía en mucho más que el GM presentando una situación, haciendo preguntas al jugador o permitiéndole elegir entre una serie de opciones. Había algo rudimentario de los puntos de corazón, mente y vista, que se ganaron y gastaron a lo largo del juego, que tal vez fue lo más concreto de las reglas. Lo más interesante, creo, fue la libertad que encontré con el "freeform" (ésta es una de mis primeras experiencias con este modo de juego), de poder improvisar historias tan a gran o pequeña escala como lo desee, y de cualquier tipo, sin andar preguntándome qué juego usar o no para lo que quiero. Algo que también noté es que este modo de juego requiere de jugadores dedicados, que se comprometan con la narración y que no bloqueen el aporte del GM, o cuestionen el sistema detrás del juego. Me queda una duda, como diseñador: ¿puedo crear una herramienta, o una serie de ellas, para facilitar al que dirige la tarea de encarar el freeform, para que no se sienta tan en la nada como suele pasarle al que recién comienza? ¿O es justamente una virtud del freeform la de carecer de todo tipo de guías, incluso de herramientas?

También fue ésta, creo, mi primera experiencia jugando rol por chat, aunque ya había jugado rol por foro hace muchos años. Confirmé mis nociones sobre esta modalidad de juego: al ser otro el medio de comunicación, hay otras posibilidades y también otras limitaciones, a tal punto que no vendrían mal juegos diseñados específicamente para estos fines.

En fin, esto fue todo. ¡Nos vemos!

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