Rolerosofía: Vicios y virtudes de las páginas de mecenazgos
El fenómeno de los proyectos de
financiamiento colectivo o crowdfunding ha crecido notablemente en
los últimos años, y han sabido ganarse un lugar en el costado
independiente (y progresivamente también en el corporativo) de los
juegos de rol.
La idea es maravillosamente simple: un
creador expresa una idea y fija una meta para financiarla. Si la
comunidad lo considera interesante puede apoyarlo directamente, y si
se llega a ese monto proyectado, el creador puede llevar a la
práctica su idea.
Sin embargo, con el paso del tiempo
esta caracterización simple ha ido complejizándose, para bien o
para mal, y hoy en día se pueden hacer algunas apreciaciones sobre
cómo ha impactado este recurso en el mundo de los juegos de rol. Así
que avancemos con algunos aspectos positivos y otros negativos, para
intentar hacer un balance de los mismos.
El lado soleado de la vereda
Diseñadores independientes muy
prestigiosos como John Wick han defendido fervientemente este modelo
comercial, y tienen sus buenas razones para hacerlo. Del lado del
desarrollador, permite hacer un sondeo de mercado y una inversión
relativamente pequeña a partir de la cual sabrá si su proyecto es
redituable o no. Si el proyecto es exitoso, recién en ese momento
incurre en un gasto fuerte, cubierto desde el comienzo por los fondos
recaudados. Si el proyecto fracasa, la pérdida es muchísimo menor
de lo que podría ser en una publicación de decenas, centenares o
miles de ejemplares impresos.
Además, el carácter global de estas
páginas permite a productores de distintos puntos del mundo ofrecer
sus ideas a los demás y encontrar clientes en donde nunca podría
llegar por medios más tradicionales. Y esta ventaja se acentúa en
casos de países con monedas devaluadas que pueden comercializar sus
juegos favorecidos por el valor de cambio: ideas en pesos, cobradas
en euros.
Desde el lado del consumidor, este
sistema de financiamiento ha ido mutando desde sus inicios y en la
actualidad los distintos niveles de participación que suelen
ofrecerse permiten formar parte del proceso creativo desde valores
relativamente bajos (desde un dólar, que se traduce en una
recompensa moral), hasta importes generalmente menores a los diez
dólares para libros en formato electrónico, o inclusive generando
la posibilidad para aquellos que lo pueden pagar de obtener ediciones
de lujo, autografiadas, y con regalos adicionales.
El lado oscuro de la vereda
Sin embargo, no todo resultó ser del
color de rosas en el mundo del financiamiento colectivo. A
continuación hay algunas observaciones hechas sobre la generalidad
de casos observados en los últimos años. Desde ya hay
contra ejemplos, pero los siguientes aspectos negativos son
frecuentes, y muchos parecieran ser intrínsecos a esta modalidad
comercial.
Por empezar, cabe aclarar que se está
ofreciendo pagar por algo que aún no existe. El riesgo no es perder
el dinero, ya que en la mayoría de los portales se garantiza
cancelación de la cobranza del dinero ofertado en caso de fracaso
del proyecto. Pero sí existe la posibilidad de que el proyecto se
funde, se hagan los pagos, y los resultados no estén a la altura de
lo esperado. Claro que cuanto más convincente sea la publicación
respecto a la calidad del producto final, mayor será la confianza
que tendrá la comunidad para apostar por su realización. Pero ser
convincente no es lo mismo que ser sincero, honesto, o sencillamente
capaz de cumplir lo prometido.
Otro inconveniente más que frecuente
respecto a estos proyectos es la conocida prórroga en los tiempos de
entrega. Los pronósticos que hace la mayoría de los desarrolladores
suelen verse alterados por problemas con imprentas, conflictos de
distribución, servicios de envío deficiente, que hacen que las
fechas pactadas sean una mera expresión de deseo. Nuevamente: ha
habido excepciones notables y loables; pero en la mayoría de los
casos el mejor amigo del contribuyente es la paciencia.
También desde lo local, y hablando
específicamente de la situación en Argentina, que es el país al
que pertenece quien escribe, las regulaciones en materia de
importación y cambio de moneda extranjera han vuelto inviables a la
mayoría de los sitios más renombrados de financiamiento colectivo,
como Kickstarter y Verkami. Los precios, inclusive para las versiones
digitales se han vuelto prohibitivas en muchos casos (más que nada
teniendo en cuenta la inflación que azotó al mercado de los juegos
de rol en los últimos años, pasando de un precio promedio por
manuales básicos que rondaban los treinta dólares, a un precio ya
casi estandarizado de cincuenta). Se han generado opciones locales
para el financiamiento de desarrolladores nacionales, como es el caso
de Panal de ideas, pero el desconocimiento generalizado a nivel
regional de este método de comercialización es aún precario y su
público es demasiado reducido si se lo compara con los mercados
mundiales de los que se nutre Kickstarter. Los proyectos roleros
nacionales por estas vías tienen que lidiar con la marginalidad en
muchos frentes: una franja marginal de la población mundial (los
habitantes de la República Argentina) que acceda a un método de
financiamiento marginal (el crowdfunfing), para un producto marginal
(los juegos de rol). Teniendo en cuenta esto, proyectos como StudioErgo Sum muestran ser verdaderas proezas, aunque el equivalente en
dólares de su recaudación llegue a los quinientos dólares.
La gran trampa del crowdfunding en los
juegos de rol
Pero el más importante punto negativo
en la forma en la que funcionan la enorme mayoría de los proyectos
de mecenazgo (por lo menos para quien escribe) no es ninguno de los
mencionados. La principal contra de este método de comercialización
es que son un pésimo canal de información para transmitir cualquier
cosa útil sobre un juego. La mayoría de los proyectos de mecenazgo
que han desfilado por nuestros ojos, podría ser descrita de una
misma manera: “Un juego de reglas fluidas, en un mundo genial.”
Todo esto acompañado de las mejores ilustraciones que la inversión
inicial del desarrollador pudo costear. Es importante entender que
ese tipo de descripciones no dicen absolutamente nada al respecto
del juego en sí. No está dando ninguna base sólida para determinar
si va a ser un buen o un mal juego. Se apela a las imágenes para
seducir al ojo de la comunidad, pero lo importante, la carne del
juego, tiende a permanecer oculta en un puñado de párrafos
irrelevantes describiendo someramente un mundo con algún grado de
apocalipsis y algunos personajes divididos en clases, clanes, o lo
que fuere.
La experiencia me ha mostrado que
juegos que exponían claramente sus premisas y describían el foco
del juego y sus mecánicas (como sucedió con Draw52) han mordido el
polvo ante juegos completamente genéricos y poco orginiales pero que
contaban con brillantes ilustraciones capaces de cautivar al lector
(como es el caso de Kromore). El libro es juzgado por su tapa, y el
proyecto de mecenazgo por sus ilustraciones.
Desafortunadamente este medio que
comenzó como una posibilidad para los desarrolladores de alcanzar el
financiamiento de una idea desligándose de la presión e
impedimentos que imponen las grandes corporaciones editoriales ha
generado una nueva profesionalización en la creación de la entrada
para dichos proyectos. Las ideas han perdido nuevamente la pelea
contra las luces de colores.
Vale aclarar que existen muchos y muy
prestigiosos casos que han logrado ir más allá de esta mutación
patológica que parece estar estancando los proyectos de
financiamiento colectivo en un mar de mediocridad. Nuevamente recurro
a un nombre mencionado con anterioridad: John Wick en el reciente
proyecto de mecenazgo de Wield se encargó de realizar breves videos
en los que muy sintéticamente se explicaban varias de las mecánicas
que hacía de Wield un juego interesante. Este tipo de
demostraciones, como las que explican la forma en la que se resuelven
los combates hacen que la persona interesada en el proyecto tenga una
real noción de qué puede encontrar en él, más allá de un bello
tomo ilustrado para adornar su biblioteca. O inclusive, sin necesidad de apelar al recurso del video, el proyecto de mecenazgo de Wield ha logrado operar de forma completamente honesta y mucho más concisa que el vasto porcentaje de los proyectos que hemos visto planteando tres interrogantes con sus respuestas: ¿Qué es Wield? ¿Sobre qué trata? ¿Cómo lo hace?
Otras opciones populares que alentamos y disfrutamos es la entrega inmediata a los mecenas de un borrador del juego que se ha apoyado, y un seguimiento paso a paso del proceso creativo que se está ayudando a gestar. Todo esto ha sido cumplido a rajatabla, por ejemplo, en el enormemente exitoso proyecto de financiamiento de Fate Core, que desde el vamos hizo entrega de los archivos a la comunidad y continuó informándoles del paso a paso de proceso editorial.
Otras opciones populares que alentamos y disfrutamos es la entrega inmediata a los mecenas de un borrador del juego que se ha apoyado, y un seguimiento paso a paso del proceso creativo que se está ayudando a gestar. Todo esto ha sido cumplido a rajatabla, por ejemplo, en el enormemente exitoso proyecto de financiamiento de Fate Core, que desde el vamos hizo entrega de los archivos a la comunidad y continuó informándoles del paso a paso de proceso editorial.
El balance de cierre
En definitiva, los encantos y
desencantos de los métodos de financiamiento colectivo nos han
demostrado que esta plataforma de venta, como cualquier otra,
requiere un análisis por parte de los involucrados. Hay que saber
separar la paja del trigo, y reconocer aquellos juegos que se limitan
a cambiarle de collar al perro o a reinventar la rueda postulándose
como grandes ideas.
La interfaz gráfica, así como los
videos introductorios han pasado de cumplir el rol informativo al
apelativo. De ser un móvil para transmitir una idea han pasado a ser
un móvil para venderla. Quizás estas funciones nunca hayan estado
del todo diferenciadas. Las tipologías no son mi pasión.
Pero valga la advertencia: si ven el
proyecto de mecenazgo de un juego con reglas fluídas en un mundo
genial, con algún grado de apocalipsis y algunos personajes
divididos en clases, clanes, o lo que fuere, pregúntense ¿en qué
se diferencia con el centenar de juegos que encajan en la misma
descripción?
Lo prometido es deuda... |
los diseñadores de verdad juzgan un libro por su portada, esto aplica a los diseñadores gráficos como tu servidor y en buena medida a los seres humanos en general.
ResponderEliminarde todos los sentidos, la vista es del que somos mas dependientes ya que somos seres visuales, es natural que bellas presentaciones, ilustraciones y simulaciones tengan mayor relevancia en relacion a aquellas que no las tienen.
la advertencia al cierre del articulo es cierta no solo en casos de mecenazgos sino en la vida diaria.