Cuentacuentos: Rosario Juega Rol 2014 (Parte 1)

Aclaración: Esta entrega de Cuentacuentos relata los acontecimientos no de una sesión de juego, sino de la intensa experiencia que fue participar de Rosario Juega Rol 2014. Son tantas las cosas que pasaron en el evento, tantas las escenas vividas y compartidas con roleros de toda la Argentina, que no puedo más que aclarar y advertir respecto a que estas palabras son solo un somero corte de lo vivido. Están necesariamente sesgadas por mis propias experiencias, y si en algún momento del relato predomina la primera persona sepan que es porque sentí que la única forma en la que podía reflejar las emociones sentidas era desde la perspectiva subjetiva y un poco egoísta que solo el “yo” y el “a mí” nos pueden ofrecer. De la misma manera, van a encontrar la mención a muchas cosas que van más allá de los juegos de rol, como el itinerario de viaje, las comidas, lo que hicimos con amigos entre las fechas, así como opiniones personales, algunos tintes biográficos y cosas por el estilo, que creo que van a ayudarlos a comprender lo que Rosario Juega Rol 2014 significó para mí.

Ah, y valga también la aclaración de algunas cuestiones formales. La extensión del artículo es medio mastodóntica, si lo comparamos con el estándar de las entradas del blog. Por otro lado, tal vez, aquí y allá se encuentren menciones y guiños a cuestiones narradas previamente en el informe que hice sobre Rosario Juega Rol 2013, publicado en el foro DeRol, y que tal vez podamos subir en una próxima entrega de Runas Explosivas, con sus respectiva revisión. Y por último, confieso que el registro que usé para narrar es claramente informal.

... Y eso es más o menos todo! ¡Vamos a ver cómo me fue en Rosario Juega Rol!











Los preparativos


Este año los preparativos para llegar a Rosario Juega Rol fueron más complejos que los del año anterior. Confieso que con tanto movimiento del hobby desarrollado en los meses anteriores a octubre (incluyendo la gestación de los eventos organizados por Rol.Ar en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de Rol Para Novatos en La Plata, el Frente Rolero Argentino, el nacimiento de una red de contactos de gente adepta a los juegos de rol como ¿Jugás rol en Buenos Aires?, el Concilio de Roleros del Oeste y la creación de clubes y espacios estables para jugar como Rol N’ Ramos) me hizo pensar que la comunidad rolera porteña y bonaerense estaba suficientemente madura como para organizarse de manera conjunta y llegar en una masa compacta a las puertas de Rosario. Así que intenté, junto con otro amigo, coordinar un viaje grupal grande, con gente de todos los grupos y lugares.

El resultado no fue bueno: a pesar de la emoción inicial de muchísimas personas, a la hora de señar el medio de transporte faltaron confirmaciones, la gente estaba sin plata, a otros se les complicaba la fecha, otros nunca respondieron. Con mi amigo tomamos la decisión de dar de baja el proyecto antes de que sea demasiado tarde, para así lograr conseguir un medio alternativo de transporte y no dejar plantadas a las pocas personas que había decidido sumarse a la movida. Muy loablemente los chicos de Rol.Ar se ofrecieron a levantar la bandera del viaje grupal y se replantearon la tarea de llevar a un contingente hacia Rosario Juega Rol. Independientemente de cual haya sido el resultado final de toda esa historia, se merecen todo mi reconocimiento por intentar realizar una tarea que tuve la posibilidad de ver lo difícil y desmotivante que puede resultar.







Los preparativos bis

Así que con la idea del transporte masivo echada por tierra, decidimos con unos amigos ensayar la misma propuesta que el año anterior: juntar un grupo reducido de roleros, subirlos a un auto por 300 kilómetros, y llegar a Rosario cueste lo que cueste.

Arrancamos la cadena de mails y en esta oportunidad los convocados éramos Ezequiel (nuestro confiable conductor punk. El Monk, de esos calladitos pero que cuando hablan te la ponen.) Patricio, alias henry (músico hipster y generador de memes. Un multiclass de Rogue/Bard.), Emanuel, alias Heis (la nota formal y el pie para todo tipo de humor homoerótico. El Paladin, pero lawful evil) y un servidor, Dragonlfy (rolero con la fama de hippie y una tendencia hacia el nudismo que solo puede reforzar esa fama. El Fighter, que gastó sus únicos dos skill ranks en Knowledge [literatura] y Craft [juegos de rol]). Al equipo inicial, que repetía la formación del año anterior, se sumó Jeremías, alias saruman, pero desafortunadamente por cuestiones laborales no pudo mantenerse. En su lugar, llegó a completar la party Martín, alias Nargosiprenk (coautor de este blog y un evangelizador del rol, por lo tanto el Cleric necesario en todo grupo.).

Ya armado el grupo, repartimos responsabilidades. Patricio se dio a la forja del Compiloco 2, una compilación de temas genéticamente diseñados para funcionar como banda sonora de nuestro viaje. Emanuel señó el hostel más cercano al lugar donde se iba a celebrar Rosario Juegar Rol 2014. Ezequiel puso a punto su auto y supervisó con sus poderes matemáticos las cuentas. Martín cargó todo su poder Jinx. Y yo, Juan, me dediqué a poblar la cadena de mails con comentarios tan sofisticados que sería una pena dejarlos al olvido:

"Yo digo que compartamos ropa interior, para ahorrar espacio. Que la compartamos mientras la usemos, aclaro."
"Por mí, joya. Y bueno, si no nos violan los cordobeses nos violamos entre nosotros.Hagamos un templo de amor, respeto y sustancias psicotrópicas y quemémoslo en CD como las flores se queman volviendo al aire que acaricia la madre tierra de donde salieron. Floguerpoguer man, floguerpoguer."
"Aaaahhh re que les lleno el CD de canciones de la Manos de Filippi y a la vuelta somos todos del Partido Obrero!"
"Chicos, chicos! Dibujé mandalas para que vayamos pintando en el viaje!"
"Empiezan así, y cuando se quieren dar cuenta terminan todos con el culo en flor."
"Papá, yo hacía el saltito de Ráfaga cuando a Ezequiel lo sentaban a mirar The Big Channel..."
"Yo iba a proponer cupcakes de arroz yamaní, pero no sé por qué se me hace que me iban a tildar de hippie... demen empalagas de cardne y monja y soqueee!"
"Por favor Ema, a ver si paramos con la sodomía y prestamos más atención, eh?" Respuesta de Emanuel: "No puedo man. Mi mente está llena de pitos y colas. ES EL PARAISO"

Así que una vez que estaba todo listo en la teoría, pasamos a la práctica...

La salida


Fijamos la hora de salida y fuimos cayendo. Ezequiel tuvo la oportunidad de presumir de la que sin dudas es la mejor biblioteca rolera que vieron mis ojos, tanto en cantidad de libros como en cuestiones organizativas.

Emanuel nos asombró a todos con su anécdota de cómo tuvo que matar un gato rabioso callejero a palazos para salvar su propia vida y la de su gato. Yo creo que fue como esas movidas que hacen los presos ni bien llegan a la cárcel para que los demás sepan que con ellos no se jode. En fin: nos espantamos, hicimos chistes sobre cómo aprovecharían los rosarinos para hacer asado de gato, todo eso.

Ya dejando en claro que con Emanuel está todo liso porque si no literalmente te mata a palazos, pedimos unas empanadas y ni bien llegaron montamos en corcel mecánico.

Buenos Aires nos empujaba a la ruta con todo el calor del mundo. Los puestos de combate eran: Ezequiel al volante, Martín de co-piloto, y atrás Patricio a la izquierda, Emanuel al centro y Juan a la derecha. En el fondo íbamos rotándonos hasta llegar a la autopista las cajas de empanadas que parecían estar hechas de fuego por la manera en la que hacían sudar al portador.

Juan sacó de su mochila el flamante disco donde había quemado el Compiloco 2 en el que había trabajado Patricio. Se lo pasamos al copiloto, y luego de que lo pusiera en la lectora, los cinco contemplamos un silencio que se prolongó indefinidamente. "Que raro... Juan, ¿grabaste bien el CD?" "Me parece que sí, lo probé en la compu antes de salir." "Lo tendría que haber grabado el que grabó el del año pasado." "Y si yo lo grabé el del año pasado, y usé el mismo programa para grabar este." Etcétera, etcétera. Por suerte en la cartuchera de CDs de Ezequiel estaba esperándonos un viejo conocido, el Compiloco 1. Ese entró de una, y con un random a lo Kano nos dieron la bienvenida Pixies, los Ramones, Los Campesinos!, David Bowie, los Redondos, y unos cuantos amigos más. Bien: no fue lo planeado, pero tampoco la catástrofe. ¿Qué podría salir mal? ¿Acaso Patricio mencionó la palabra Jinx? ¿Fue Martín el que puso el CD? ... detalles, aparentemente irrelevantes.










¡Laaarrrrrrgaron!


El jinx


Y sí, todo iba encaminado, cuando de golpe y muy inocentemente doblamos en donde no teníamos que doblar, y el copiloto Martín empezó a desplegar su jinxeo a niveles impensados. Terminamos en las calles de tierra de Ingeniero Maschwitz, pensando, ante el infortunio, en armar nuestro propio evento rolero (Maschwitz Juega Rol). Tiramos las tablas de encuentros aleatorios bonaerenses pero por suerte no salió nada de entre los arbustos. Después de una breve visita al mundo de Mad Max, retomamos la ruta y volvimos a fijar el norte en Rosario.

El siguiente jinxeo llegó cuando pintó el mate. La frase de Martín, al tomar el termo en sus manos, fue algo así como “che, está medio vacío”. Cuando se lo pasó a Patricio, el encargado materil, comprobó que efectivamente media carga del termo había desaparecido misteriosamente. No sería este el primer encuentro infortunado entre Martín y el termo.

Y para cargar un poco más las tintas, Martín decidió tirar el pelotazo, diciéndole básicamente a Ezequiel que Pathfinder, su juego predilecto que puebla la enorme mayoría de su súper biblioteca rolera, es una mierda. Sin mate, con media hora de demora, y herido en lo más profundo de su orgullo gamer, Ezequiel le pidió a Martín, con su naturaleza espartana, que vaya ejercitando el dedo para la vuelta.







Una frase que acuñaríamos horas más tarde...


Buenas noches, Rosario


Oroño nos recibió una vez más de brazos abiertos. Al igual que en el 2013 hicimos nuestra entrada en la ciudad santafesina escuchando los Redondos, cansados y sin mucha pila para hacer algo más que llegar al hostel.

El alojamiento quedaba a pasos del río, en una pequeña calle bastante enigmática y reacia a la cuadrícula. Le preguntamos a los lugareños por la altura a la que íbamos y todas las caras transmitieron incertidumbre. Nos dimos a la caminata buscando la dirección aparentemente imposible de un hostel potencialmente fantasmal. Después de ser casi atropellados por cruzar calles céntricas como auténticos animales, y cuando ya estábamos tanteando la posibilidad de que le hubiésemos depositado plata a un hostel trucho, descubrimos que la calle en la que se encontraba salteaba caprichosamente sus alturas. De ser Cabral al 500 pasaba a cabral al 100, y en una misma cuadra las direcciones parecían no seguir un orden lineal. Genial, dimos a parar a la única cuadra no-euclidiana de Rosario.

Entramos en el hostel lovecraftiano, nos ubicamos en nuestra habitación para cinco, meamos territorialmente en cada cama, y después de apagar la bati-señal fiestera nos fuimos a la habitación, que tenía un hermoso balcón con vista al río, unos árboles, una fuente y el centro rosarino.

A dormir, muchachos, tomemos carrera para mañana.




Fotografía del frente del hostel donde paramos (primera ventana, arriba a la izquierda), con fuente y todo.

Cortesía de Google Street View.

Arrancando el sábado


Pobre Martín, no durmió nada. La culpa le remordía la conciencia.

Me desperté temprano y junto a los demás nos dimos a un somero desayuno. La conversación nos llevó de acá para allá a lugares impensados. Por ejemplo: ¿Sabían que el actor que representaba al Power Ranger rojo supo ejercer sus funciones en el rubro cinematográfico homoerótico? ¿Sabían también, acaso, que fue sentenciado a pena de muerte por matar a una pareja para robarles su yate? Bien, si no lo sabían, mejor así, porque al parecer, y mientras escribo esto y reviso fuentes, ambas cosas resultaron ser falsas. Pero eso no impidió que nos regodeemos en nuestra ignorancia y compartiéramos fantasías sobre matar parejas para filmar películas porno gay en sus yates.

Y hablando de fantasías gays, después de desayunar me fui a bañar. Ustedes imagínense el resto.

Cuando salí de la ducha me encontré con Fernando, otro rolero que se acercó a Rosario Juega Rol desde la lejana provincia de Santiago del Estero. Compartimos un poco de nuestro falaz conocimiento con él, y probó ser un genial agregado a la troupe rolera.

Estando todos juntos, y sin mucho más por hacer entre cuatro paredes decidimos tomar Rosario por la fuerza. Cruzamos las puertas del hostel y rumbeamos para la costanera, abajo de un sol que no nos hacía extrañar el calor de Buenos Aires. Así que súbitamente sudados y apestosos, llegamos a algún restaurant de esos que se encuentran sobre la calle de los Inmigrantes, a orillas del Paraná.

La pasamos muy bien compartiendo una comida, conociendo un poco más de Fernando y el gremio de soderos al que pertenece. En eso Martín se levanta para hacer no sé qué, Jinxeando el almuerzo y pateando en el camino el termo, y dejándonos sin mate por el resto de Rosario Juega Rol. El silencio lo corta Patricio con su afilada lengua: "¡Tenía que ser el Nargo del Ocho!", tira, y yo me muero de risa.

Después del comer dimos los últimos pasos hasta el Sr. Ming, e intercambiamos los primeros saludos y viendo cómo se empezaba a acumular el roleraje en la puerta. Adentro estaban Duamn y Pablo, alias Plober puliendo los últimos detalles, acomodando el lugar para recibirnos con toda la buena onda y el aire acondicionado que humanamente se podía concebir.


Más o menos por este punto vimos llegar a Ana y a Matt, la organizadora y el colaborador de Rol.Ar, y fue muy lindo reencontrarnos tan lejos de nuestras tierras natales. También tuvimos la posibilidad de estrechar saludos con Gonzalo, Pablo, Mauro, y tantos otros miembros del club de rol rosarino Sierpes del Sur, hermanos de hobby en la distancia. Y hasta tuvimos la suerte de cruzarnos con Gastón de Studio Ergo Sum, la primera editorial fantástico-rolera argentina que sobrevivió a un proyecto de financiamiento colectivo. Mientras escribo estas palabras me doy cuenta de lo afortunados que fuimos de poder codearnos con tanta gente que mantiene vivo el hobby en estos rincones del mundo, a base de fuerza y amor. Este es el momento "Awww" del artículo.







Básicamente esto, pero lleno de roleros.


¡Comienza Rosario Juega Rol!


Se abrieron las puertas y le entramos como orcos a los elfos. Bueno, no, la verdad fue todo bastante más civilizado. Nos encontramos con un lugar muy lindo, muy ordenado y preparado para pasar todo un fin de semana a todo rol.

Yo personalmente estaba con mil cosas en la cabeza. Tenía que armar la mesa de juegos de la editorial Rúnica, armar el stand de Pinsilvania, el emprendimiento que tengo con mi novia, prepararme para dirigir y para dar una charla. Por suerte tuve la ayuda de Duamn, Plober y Martín, sin los cuales no hubiera podido hacer absolutamente nada de eso.

Una de las primeras cosas que hicimos Martín y yo fue dar juntos una charla sobre nuestras experiencias sobre la creación y el mantenimiento de este mismísimo blog, así como de la editorial Rúnica. Contamos un poco de cómo se originó, cómo casi nunca se realizó y cómo finalmente se realizó. También compartimos con los oyentes todos nuestros oscuros secretos organizativos que hacen que, mal que mal, publiquemos regularmente tres artículos por semana. Una pista: tiene que ver con clones y sillas eléctricas. Charlamos un poco sobre nuestros proyectos, nuestras expectativas, nuestras ambiciones y, ¿por qué no?, nuestros miedos. Después vino la parte más linda que fue escuchar a nuestros oyentes, responder preguntas, recibir opiniones.

Terminó la charla y nos mudamos a la mesa Rúnica, donde Martín tomó las riendas mientras yo me preparaba para dictar la primera parte de un taller de diseño de juegos de rol. Ordenamos un poco el caos de papeles que habíamos juntado para la ocasión, y antes de que pudiera darme cuenta me estaban llamando para iniciar el taller. Ahí lo dejé a Martín, y volví al área de conferencias, donde me sorprendió encontrar mucha más gente de la que hubiera esperado. Aproximadamente unos quince participantes, entre los que estaban algunos lectores de este blog, como Miguel y Gastón, a quienes finalmente tuve el placer de conocer en persona.

Esta segunda charla, a diferencia de la primera intentaba no ser expositiva, sino participativa y práctica. Así que después de comentar un poco de qué iba a ir el tema (la premisa en un juego de rol) y plantear un acercamiento más o menos típico para abordarlo (las tres grandes preguntas) nos separamos en grupos y nos propusimos pensar la premisa para un posible juego de rol y responder a las tres preguntas. Los resultados del ejercicio fueron excelentes con ideas de juegos que daban muchísimas ganas de probar. De hecho, todas las ideas compartidas eran potables, lo cual reavivó mi hippie concepción de que todos tenemos dentro a un diseñador de juegos de rol. Hace poco escuché a Jason Morningstar decir en una entrevista que todos tenemos la capacidad innata de generar historias. Yo me animaría a ir un poco más allá, después de lo vivido en el taller: todos tenemos la capacidad de generar generadores de historias.

Les comento someramente las dos ideas que más me llamaron la atención:

La primera de la mano de Miguel y Agostina, se basaba en interpretar a los miembros de una familia que llega a una isla después de un naufragio con los restos de un bote salvavidas. En el juego los personajes tenían que explorar la isla (plagada de amenazas exóticas y fantásticas) para reparar el bote, que finalmente solo podría transportar a dos personas. Esa idea de tensión por ver quién de todos se salva, y tener que tomar la dura decisión de dejar seres queridos atrás me encantó. Felicitaciones a los chicos.

La segunda idea, creada por Aixa (espero haberlo escrito) y un chico cuyo nombre se me escapa era sobre un juego en el que un grupo de amigos sale a festejar y al día siguiente intentan recordar lo que hicieron en una noche de descontrol. Cada uno se anota en secreto qué es lo que quería hacer (seducir a la camarera, ser el rey de la pista de baile, bañarse desnudo en el mar, etc.) y el enganche del juego es que cada jugador puede recordar y contar las cosas que hicieron los otros, pero no las que uno mismo hizo. Contando las historias de los demás hay que intentar llevar la narración hacia ese objetivo secreto, y gana quien logre que otro jugador cuente sin saberlo lo que tiene anotado de forma oculta. No sé si lo pude explicar del todo bien, pero la idea es sólida y parece ser garantía de diversión. ¡Bien por los chicos!

En fin, el balance del taller fue más que positivo. Poder estar sentado cara a cara con gente que tira ideas, con tipos como Gastón Flores que ya tienen cosas publicadas, así como con personas que están dando sus primeros pasos en el diseño de juegos de rol, o con muchachos como Edgardo Trabajo que tiene un proyecto latiendo en el under desde hacer mucho tiempo, es una experiencia que simplemente te llena de ganas de hacer. Hay mucho recurso humano, muchas ideas listas para estallar, y el taller me sirvió para conocerles las caras y darme cuenta de que Rúnica no es nada más que un pequeño engranaje en una máquina bestial que se está armando de a poco. Hurra por eso.




El taller de creación de juegos de rol.


Las mesas


Terminé con el rush de charlas y talleres y me acerqué a la mesa Rúnica, donde encontré a Martín a punto de largar la primera sesión de Ese ruido salvaje, un nanojuego fruto de un intento de crear juegos de 100 palabras que flasheamos cuando lanzamos la editorial. Frente a él estaban tres chicos, que Duamn en su rol de organizador tuvo la amabilidad de acercar para que conozcan juegos independientes locales.

Quizás valga la aclaración: en esta emisión de Rosario Juega Rol se optó por organizar las mesas de juego en mini-sesiones de 45 minutos, para que los asistentes puedan conocer varios juegos y fundamentalmente varias personas en una tarde. La idea no es hacer entrar la típica sesión de 4 o 6 horas en 45 minutos. Más bien lo que se pretende es que la mesa sea una demo del juego, donde se conozcan las mecánicas principales o más llamativas de un juego, y se pueda charlar un poco al respecto. Es un formato muy interesante, porque con esa limitación de tiempo en mente los preparativos son generalmente cuestión de un par de minutos, después de los cuales nos zambullimos en la interpretación de personajes, resolviendo un problema puntual o explorando un escenario reducido. Teniendo en cuenta este formato pensamos que los nanojuegos que publicamos en Rúnica bien podían adaptarse a los 45 minutos, y planeamos algunos recortes y adaptaciones para que funcione todo en modo turbo.








Algunas de las mesas presentes en Rosario Juega Rol.


Volvamos entonces a la mesa Rúnica, donde dejamos a Martín con tres desconocidos, a punto de jugar Ese ruido salvaje. Esa partida la vi desde afuera, porque todavía estaba bajando revoluciones. Fue todo muy loco, y Martín quedó extasiado: la sesión entera no duró más de diez brutales minutos, incluso considerando que un par de los jugadores que se acercaron tardaban en tomar una iniciativa respecto a qué acción realizar, o qué cosas decir. El nanojuego funcionó a la perfección y entre cuatro personas se armó una historia concisa con todo el power. Estén atentos al blog de Rúnica porque en cualquier momento sale publicado, de forma gratuita.

Como habían terminado muy rápido, les ofrecí a los jugadores quedarse para jugar algo más, antes de que visiten otra mesa, y los chicos accedieron. Jugamos Estamos aquí para ver al malvado brujo Kormákur, la traducción que con la editorial hicimos de un juego de Jason Morningstar. En el transcurso de la partida fuimos soltándonos y conociéndonos un poco más, y ahí me enteré de que algunos de los jugadores nunca antes habían jugado rol. Ahora tenían sentido las dudas a la hora de activar cuando jugaron con Martín, y me sorprendió lo bien que se adaptaron a dos juegos nuevos y de mecánicas muy diferentes en un espacio de tiempo tan reducido. La sesión de Kormákur terminó, con travestismos, viajeros del tiempo, femmes fatales, y mucha risa y derrape. Rol del bueno, entre desconocidos.

Terminando la sesión saludé a los chicos, cuyos nombres desafortunadamente olvidé (cosa que me pasa en todos los Rosario Juega Rol, por la gran cantidad de personas que uno conoce en tan poco tiempo), y volví a acercarme a Duamn para decirle que estaba listo para otro round de jugadores. Para mi sorpresa se volvieron a anotar los tres chicos con los que jugué Kormákur y se sumaron una muchacha y un muchacho más. Éramos seis, y entre todos charlamos para ver qué juego probábamos.

El ganador fue Poltergeist, un nanojuego de terror para gente que nunca antes jugó rol. Tal vez la opción que deberíamos haber presentado en un principio a los tres chicos, de saber que algunos de ellos eran novatos. Pero bueno, se curtieron bien, y estábamos todos con ganas de explorar una mansión embrujada, así que... ¡manos a la obra! La sesión de juego fue muy divertida, muy intensa. Nos peleamos, nos gritamos, nos sentimos perseguidos... Al final de la mini-sesión realmente sentí que nos conocíamos con los chicos, inclusive con los que se habían sumado solo a esta última mesa.

Eso sí, el cansancio ya se sentía, después de dos charlas y dos sesiones, y con eso colgué los tenis. No recuerdo bien si Martín me relevó o si siguió en la suya jugando, como buen rolero.

Algo muy lindo del lugar donde estábamos era que había un sector en el cual uno podía salir al exterior y mirar el río sintiendo el viento en la cara. Ahí me reencontré con Patricio, Emanuel y otros roleros del palo. Entré así en la parte más social del evento, que encontraría su cima en el Chori-rol, que ya estaba en puerta...





La oferta de juegos, traducciones y suplementos que llevamos a la mesa Rúnica.


Hacia el Chori-Rol


El calor no cedía, y las veinte cuadras que separaban al Sr. Ming del Club Mitre, donde se celebraría el encuentro social titulado Chori-rol nos invitaban a tomarnos un taxi. Pero mientras avanzábamos hacia la calle fue armándose un gran grupo de viejas y nuevas amistades cosechadas durante el primer día de Rosario Juega Rol. Recuerdo que entre nosotros estaba Sergio, alias El Enano Durlock, y también Gabriel, alias Satch. También estaban los tres chicos con los que compartimos la mesa Rúnica esa misma tarde. Y lamento que la memoria no me permita recordar al resto de la comitiva. En contra de la voluntad de Patricio, tomamos la decisión de caminar por la costanera atardecida de Rosario. Del grupo se separó Emanuel, que tenía que volver al hostel para estudiar. Un ejemplo a seguir.

En el camino al club Mitre nos cruzamos con unas extrañas carpas dispuestas en el pasto. Patricio recordó que un amigo durante ese fin de semana estaba haciendo una intervención en Rosario e hicimos unos chistes al respecto de que se tratase de esas carpas. ¿Adivinan? ¡Efectivamente era esa la intervención! +1 XP a todos por pasar nuestra tirada de art-wise. Inmediatamente después de eso nos cruzamos con un espectáculo de música y clown, y con Sergio no pudimos callar el llamado de nuestras caderas y nos pusimos a bailar entre las señoras sentadas tomando mate. Hermoso y premonitorio. Pero la caminata sigue, y el siguiente escenario es un playón repleto de gente en rollers y skates saltando y haciendo piruetas. Pasamos entre ellos, que nos esquivan, y esto parece cada vez más un video de música, con algún tema del tipo Modern Love o Walking on Sunshine.

A esta altura la noche nos abrazaba y el calor ya pegaba con su mano mala (aunque eso no impedía que Ezequiel y yo deslumbrásemos a rosarinas y rosarinos por igual con nuestros viriles pechos desnudos), y después de pasar por un laberinto de escaleras con pasillos sin salidas digno de Escher finalmente llegamos a la escalera que nos conducía a las parrillas del club Mitre...




Una típica esquina rosarina.


... Y bueno gente, vamos a dejar el relato acá, más o menos a la mitad de las cosas, para no sobrecargarlos de lectura y dejarlos con un poquito de ganas de seguir. ¿Qué falta? ¡Puf! ¡Lo mejor! Falta el Chori-Rol, la fiesta pachanguera que le siguió, la mañana destroyer del domingo, un almuerzo multitudinario, y una nueva tarde a todo rol en su estado más puro y esencial. ¿Se lo van a perder? ¡Obvio que no! Así que los espero en la próxima emisión de Cuentacuentos, el miércoles 19 de noviembre, que pueden visitar haciendo clic aquí.

Les agradezco que me hayan acompañado hasta este punto, y los invito a hacer sus comentarios, saludar, y compartir con otras personas que hayan participado de Rosario Juega Rol. ¡Saludos!

Comentarios

  1. Bárbaro chicos! Los esperamos de vuelta en Rosario cuando quieran, para tomar algo, participar de algún minievento (Rosario Juega Indie en estos meses, Rosario Juega Homebrew en el horizonte, Back to the Dungeon 4) o si o si en la RJR2015!

    Me quedo contento de que la hayan pasado bien.

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  2. Genial la reseña del evento y las experiencias!! Lamenté mucho no poder charlar más con todos, pero es lo que hay, y no deja de ser valedero. Menos mal que la geometría no euclidiana de ciertas partes de Rosario no los devoró por completo. Sargento Cabral tiene solamente 2 cuadras, man!! Menos mal... :P
    Yo me llevé muy buenas ideas de todo eso, fui medio sobrecargado de cosas de laburo y todo eso y fue un excelente cable a tierra, en gran medida gracias a ustedes.

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